Miren nomás, Don Trump otra vez con sus ideas de aranceles como si estuviera jugando Monopoly con billetes de verdad. Según él, eso va a "proteger la economía", pero a mí me suena más a cuando tu tío pone candado en el refri creyendo que así va a bajar de peso.
Ponerle impuestos a todo lo que viene de fuera es como si en lugar de arreglar tu casa, mejor le cobraras entrada a las visitas. ¡Pues claro que no va a funcionar, Donald!
Y lo mejor: mientras él anda jugando al sheriff del comercio, los precios suben, la gente se enoja, y los memes se disparan. Eso sí, gracias a sus ideas brillantes, el único sector que no sufre es el de la comedia
¿Y qué es un arancel? Para los que no estudiaron comercio exterior (como el mismo Trump), es básicamente un "cobramos porque se nos antoja". Es como si tu suegra te cobrara cada vez que visitas, porque “usas su baño y gastas agua”.
Y mientras tanto, el pueblo americano, que ya tenía que elegir entre llenar el tanque o comprarse una hamburguesa, ahora tiene que decidir si paga los aranceles o se hace vegano por default. ¡Gracias, Donaldo!
Eso sí, los que venden banderas chinas en Amazon están felices. Porque entre más se queja Trump, más compran Made in China. Ironías de la vida, como cuando el que grita "no me gusta el reggaetón" es el primero que se sabe el perreo del 2007.
Al final, estos aranceles no arreglan nada, pero al menos nos dan una lección de economía con efectos especiales, mucho drama… y cero sentido común. Como un episodio de La Rosa de Wall Street.